Tantas veces hemos escuchado la frase: “Puede que para el
mundo no seas nadie, pero para mi eres un mundo” y suerte poderte decir que tu
cuentas con alguien que te dice sinceramente esas palabras.
Dentro de cada uno reside un tesoro escondido que no todos
alcanzan a ver y muy pocos a disfrutar y quien no se esfuerza en buscarlo, en
descubrirlo, jamás se percatará de lo que ha perdido. Pero quien ha comprobado
la satisfacción que da el conocer a otra persona e ir descubriéndola poco a poco,
se da cuenta del vacío que quedaría en su alma si no se hubiese arriesgado.
Creo que todos nos aportan algo, también aquellos que nos
parecen más vulgares o que nos hacen daño. Las luces resaltan por las sombras.
Y yo estoy aquí por ti, por eso comparto este rincón, porque
al mirarte veo todo lo que eres. Porque todos somos únicos, pero nos empeñamos
en hundirnos y tapar lo que nos hace especiales. Y quizá haya llegado el
momento de mirar con otros ojos lo que nos ofrece la vida. Son los demás los
que nos hacen crecer, los que van haciendo de ti algo más, los que nos ayudan a
ser nosotros mismos.
No importa que la mayoría no te mire, basta que sientas que
existes para una persona, basta que alguien te diga “contigo me iría al fin del
mundo”, basta que te lo demuestre con una sonrisa, basta para que tu le sonrías
a la vida.
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