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Formar parte de lo esencial

Por fin se abrió la puerta, no lo esperaba y tuve miedo a entrar. Me paralicé, no sabia que decir o hacer, y tus ojos mirándome.
A veces esperamos algo durante mucho tiempo y cuando llega el momento el vértigo de alcanzarlo no nos deja disfrutarlo como nos gustaría.
Allí, un mismo sol cegaba nuestras miradas. Las cosas iban a cambiar. Había mucho que nos unía. Volviendo a casa, el silencio del ambiente me hizo pensar. Las hojas de los árboles brillaban y pensé que nuestra vida es así. Una luz encendida que activa todo lo que toca, una brújula que encamina miradas perdidas, una melodía que despierta corazones que todavía no saben amar, una ilusión con la que nacen muchas sonrisas.
Y una vez más volví a pensar como el principito "lo esencial es invisible a los ojos".
Sí, lo sé. No todo es tan fácil, ni con este blanco. A veces se tinta gris o incluso negro y la pendiente se vuelve muy cuesta arriba. Pero ahí es donde me fortalezco y ahí, incluso ahí, puedo sacar mi pincel mágico y dar unas pinceladas de color.
 Sé que no hay sonrisas sin lágrimas, ni amor sin dolor. Pero todo se supera y lo importante es no perder nunca el rumbo y olvidar que hago aquí, porque entonces sabes que llegarás.
 Ahora solo quiero disfrutar de este momento y atreverme a cruzar la tan deseada puerta. Quiero que esa mirada permanezca sobre mi para que me adentre en los sueños que todavía no me atrevo a vivir.
Solo quiero formar parte de esa invisibilidad que llena la vida de los que saben sonreír.

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