Angy

No te conozco casi. 

Te he visto una sola vez. 

Te he escuchado unos segundos.

Puede ser verdad todo o todo mentira. 

Sin embargo me creo lo que dices. 

Una vez más eres de esas personas que se cruzan en mi vida por casualidad pero, iniciado el camino, cada día que pasa te haces mas importante. 

Detrás de cada uno hay una enseñanza, a veces cientos, y es bueno descubrirla. Es el pase para avanzar un poco más. 

Todo el mundo esta puesto estrategicamente a nuestro alrededor. 

Y tu... me trasmites el valor de sonreír, me haces entender que no hay pena lo suficientemente grande para no poder meterla dentro de  una sonrisa. 

No son teorías que escucho y que nunca se ponen en práctica. Es tu ejemplo el que me mueve. 

Y a la vez es tu alma de tal delicadeza que la metería en una burbuja por miedo a que se rompa. Parece frágil y no lo es. Pero siento miedo de dañarla. 

Tiene que haber dolor para que la lenta melodía no nos duerma, solo hay que saberlo entender para no dejar de disfrutar con la música. 

Y me pregunto qué te puedo enseñar, como puedo estar a tu lado sin estar, como saltar esta distancia que cuando se escapan las lagrimas aumenta por momentos. 

Quizá las palabras compartidas echen a volar y se encuentren y al cerrar los ojos nos veamos sonriendo. 

Quizá sirva solo el saber que tu estas ahí y yo aquí pero estamos siempre.